Traducido literalmente del griego, la Acrópolis era la "ciudad alta", un lugar característico de la mayoría de las ciudades griegas que poseía la función defensiva, además de funcionar como sede de los principales lugares de culto. A pesar de que con el paso de los siglos la Acrópolis ha sido destrozada y saqueada en diversas ocasiones, tras la declaración de la independencia de Grecia las ruinas que se conservan han sido restauradas. Durante la visita a la Acrópolis es posible contemplar sus restos y, con ayuda de una buena dosis de imaginación, transportarse hasta la época de máximo esplendor de la antigua Grecia.
La Acrópolis de Atenas contiene algunos de los monumentos más conocidos de la época clásica de Grecia: el Partenón, el Erecteion, el Templo de Atenea Niké y los Propileos son algunas de las construcciones más importantes y llamativas.
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